La Hermandad de la Redención de Sevilla ya se ha abonado a las nuevas tecnologías para informar a sus hermanos al instante, incluyendo a los hermanos en un grupo de Whatsapp, con información puntual y diaria de la Hermandad. Adiós al papel. Recuerden que otras hermandades ya eligieron la solución del anuario: uno al año y punto. Se ahorran gastos. Los boletines están como los cobradores: en vías de extinción.

WhatsApp ya permite programar el envío de los mensajes. El único inconveniente es que el teléfono Android debe estar activo, con la pantalla encendida y desbloqueada

Whatsapp vuelve a añadir otra función a su revolucionaria app. Esta aplicación, una de las más utilizadas del mundo, ya permite a sus usuarios programar los mensajes en los dispositivos Android para enviarlos días más tarde.

La función se realiza a través de Scheduler for Whatsapp, una herramienta gratuita que se obtiene en la tienda de Android y solo necesita que el usuario acepte los permisos para que la aplicación pueda acceder al teléfono móvil.

Modo de empleo
Para programar un mensaje de Whatsapp a través de la herramienta Scheduler for Whatsapp hay que pulsar el botón rosa colocado en la parte baja de la aplicación y seleccionar si el destinatario -grupo o una persona concreta- y programar la fecha y la hora concreta. Una vez llegue el día, el texto se mandará por WhatsApp como un mensaje más. Además, la aplicación permite eliminar mensajes una vez programados.

Críticas a la nueva herramienta
Los usuarios de la aplicación han inundado las redes con críticas a la función de programar mensajes de Whatsapp porque el teléfono móvil debe estar activo, con la pantalla encendida y desbloqueada para que el mensaje, en la fecha y hora fijadas, pueda enviarse sin ningún tipo de problema.

No te puedes imaginar la ilusión que me produjo cuando me incluiste el año pasado en el grupo de WhatsApp que administras pues me pareció maravilloso que pudiéramos estar en contacto tan perfecto ese abanico de personas a las que un hecho tan trivial como el título de nuestro grupo había unido en la vida hacía décadas: personas a algunas de las cuales habíamos perdido el rastro y con este avance tecnológico nos íbamos a poder comunicar contándonos cómo nos iba (o nos había ido) la vida tras aquel hecho tan significativo para todos nosotros. Pero no paro de darle vueltas a una idea que me corroe a diario, cuando le dedico el ratito que puedo al medio centenar diario de entradas que presenta el grupo, y, como no me atrevo (ahora te diré por qué) a enviártelo por el WhatsApp te lo digo así: y es que no soporto ya perder cada día un buen rato intentando encontrar algo personal y estimable que me diga algo de alguno de vosotros pues todo se me convierte en un insufrible ir escarbando entre el cúmulo de chistecillos y reenvíos de ese que tú ya sabes, que yo no se los abro ya nunca, porque tengo otras tareas en que entretenerme, pero que me tienen el móvil atorado siempre, y no paro de vaciar el chat, y de eliminar de la galería vídeos de tantos megas que me dejan el cacharro inservible. ¡Y eso que no quiero mencionar la lucecita del móvil en la mesita molestando con su parpadeíto desde las una de la madrugada, o los hirientes ataques ramplones y cafres al partido político de su desagrado o a su equipo de fútbol antagonista, por no citar el continuo pisoteo tan gratuito que hace a la dignidad de las pobres gentes anónimas que salen en algún reenvío que he abierto por casualidad!

He estado varias veces a punto de decirte que me borres del grupo, pero no lo he hecho porque no lo tomaran a mal los restantes miembros, pero, sobre todo, porque no se lo tomara a bien el de los reenvíos y la tome conmigo y encima yo sin enterarme.

Odio los grupos de WhatsApp de antiguos alumnos de "...".

Y sinceramente pienso que hay gente que se aburre muchísimo, no se conforma con crear el grupo de antiguos alumnos del colegio, que también crea otro con el de los antiguos alumnos de la carrera. De estos dos he sido víctima, y tardé poco en salirme de ambos.

Montaron el grupo con motivo de una cena por el 20 aniversario de la graduación, y ahí se ha quedado. Al principio molaba... Te permite saber que aquel compañero que se comía las tizas en clase hoy tiene una empresa de calderas, compartir anécdotas como aquella vez que tiraron una bomba fétida en clase del 'Bacterio', o cotillear a lo Facebook la foto de perfil y barra de estado de tu antigua novia. Todas actividades tan útiles como entretenidas durante exactamente 10 minutos: el tiempo que tardas en percatarte de que, pese a haber llorado juntos en un concierto de Mecano, a día de hoy tus amigos del cole y tú no tenéis nada en común. Una sensación que crece de forma proporcional al tiempo que permaneces en el grupo.

Ejemplo de una hermandad con este servicio

En la época que vivimos, las hermandades se adaptan a las nuevas tecnologías para llegar a sus hermanos de una manera más instantánea. En los últimos años se ha visto que, además de las páginas web o blogs donde se publicaban las novedades de las mismas, se ha aprovechado las redes sociales, tan utilizadas hoy en día, para difundir el día a día de las mismas al público en general.

Así, en este último año varias hermandades han anunciado que ponen en marcha nuevos medios para que sus hermanos conozcan las últimas noticias de las mismas, concretamente WhatsApp, una aplicación de mensajería instantánea que es usada por millones de usuarios en todo el mundo.

Así pues, a través de un número de teléfono los hermanos de estas hermandades podrán estar al tanto de las novedades de las mismas. Solo hay que guardar los números en la agenda de contactos y enviar un mensaje a través de WhatsApp indicando nombres y apellidos, recibiendo a partir de entonces las noticias de la hermandad correspondiente.

Estos números no incluyen grupos, por lo que no podrán interactuar con otros usuarios, además de no atender llamadas o mensajes, tales como SMS o a través de la propia aplicación.

Desde la llegada de los smartphones a nuestras vidas, raro es el momento en el que no estemos haciendo algo con él: una foto, contestando un mensaje o deslizando una notificación. Hay que reconocer que estamos pegados al móvil la mayor parte del día pero, ¿cuántas veces lo llegamos a tocar?

Una empresa decidió hacer un estudio basándose en la utilización del móvil de 94 usuarios de 100.000 participantes. Gracias a una herramienta suplementaria del teléfono, monitorearon las interacciones (ya sea pulsar, deslizar, escribir…) de la gente durante 5 días, 24 horas al día.

Descubrieron que la gente llegaba a tocar el móvil una media de 2.617 veces al día. Un número que se dobla si hablamos de los usuarios más engachados (hasta 5.427 toques al día). En términos de tiempo, esto son 2,42 horas en la media y 3,75 horas los que más lo utilizan. Tiempo invertido en escribir mensajes, deslizar personas en Tinder, o desplazarse por las redes sociales.

Por si les parecía poco, interactuamos con el móvil unas 76 veces durante el día, sobre todo en las horas de la tarde. Otra de las curiosidades, es que tocamos el teléfono en casi el mismo porcentaje estando bloqueado (47%) que una vez desbloqueado.

Seguramente, tú también tengas más aplicaciones en el móvil de las que realmente utilizas. Sin embargo, hay una de ellas que sus interacciones se sobreponen incluso a las de la pantalla de inicio: Facebook. Si lo juntamos con su aplicación de Messenger y Whatsapp, vemos que su dominio es absoluto. 

Si el tiempo invertido en el teléfono está bien gastado o no es otro tema. Pero desde luego, los datos que vemos son bastante asombrosos.

Datos del estudio AQUI

El auténtico hábitat natural de los bulos. Si hay una alerta policial secreta que paradójicamente nadie conoce y los medios de información se empeñan en ocultar, está en el grupo de WhatsApp del cole. Si hay alguien que envenena el agua, secuestra niños, cambia los teléfonos de emergencias, esconde radares, manipula el L. Casei, envía un peligroso virus informático o tima a todo el que pase por su puerta, toda la información está en el grupo de padres del cole.

Como en los grupos anteriores, suele haber uno/a que lleva la voz cantante. Es el/la que arenga al resto a quejarse o tomar medidas por la cantidad de cosas "malas" que hace el profe de turno, la falta de acción de la dirección, lo sucio que está el cole o lo que ha bajado la calidad del comedor. Siempre hay motivos. Lograda la movilización, esa voz cantante suele quedarse en su casa mientras el resto de padres/madres acuden cual perro de presa a poner las cartas sobre la mesa en el cole. Objetivo cumplido.

Pero no todo va a ser malo (o sí). Estos grupos son también escenario de un auténtico 'mercado negro' de los deberes. Una solución estupenda para los olvidos de tu hijo/a, sobre todo si tu aspiración es la de convertirte en su agenda y/o secretaria personal.